lunes, 10 de diciembre de 2007

Solo dos palabras


Un hombre queria entrar en una orden religiosa muy dura. Se le explicó que la regla de la orden le consentía hablar con el abad solo una vez cada cinco años y en esa ocasión podía decir solo dos palabras.

Después de cinco años el abad llamó y le dijo: "Dime tus dos palabras".

El hombre dijo: "Comida terrible".

Después de otros cinco años, el hombre dijo al abad: "Cama dura".

Pasaron otros cinco años y lo que el hombre dijo fue: "Habitación fria".

Pero a la siguiente vez el hombre se expresó así: "He decidido irme".

Y el abad: "No me sorprendo. Desde que has llegado nos has hecho otra cosa que quejarte!".


Autor: Antony de Mello


Quien decide encaminarse por un nuevo camino, quien quiere cambiar algo en su propia vida, ¿hasta que punto está dispuesto a llegar? Si decide poner unas condiciones, ya está empezando con mal pie. Si dice: "Estoy dispuesto a vivir en un convento con la condición de tener buena comida y una cama cómoda. Estoy dispuesto a hacer lo mejor que pueda para cambiar un actitud negativa de mi carácter con que...No puedo cambiarlo a menos que...". Si el amor verdadero debe ser incondicional, significa que tenemos que amar a otro a pesar de las dificultades y las incomprensiones que sin duda encontraremos. Lo mismo vale para el camino espiritual. Nadie dice que es fácil, porque nunca nada radical puede serlo. Pero tampoco es imposible, al contrario. Una vez cogido el camino justo, veremos que poco a poco irá en bajada. Cada pequeña victoria obtenida, cada momento de paz experimentado serán el mejor empuje a seguir. El aspirante monje se dará cuenta que la comida y la cama no tienen nada que ver con su desarrollo espiritual y nosotros nos daremos cuenta que podemos amar, tolerar, aceptar de buen grado a los demás porque en el fondo no son demasiado diferentes a nosotros.